viernes, 4 de junio de 2010

La canción más bonita

Erase una vez un rey.
El rey tuvo un sueño.

Vio un árbol
y en el árbol
había un pájaro
que cantaba una canción.

Al día siguiente
el rey hizo llamar
al pajarero.
Le dijo:

«Tuve un sueño.
Vi un árbol
y en el árbol
había un pájaro
que cantaba una canción.
Ve y atrapa el pájaro para mí».


«De acuerdo, mi Señor»,
dijo el pajarero.
«¿Qué clase de pájaro es?»

Pero el rey
no lo sabía.
«Ve y búscalo»,
le ordenó.
«Te doy de plazo siete días».

El pajarero se asustó
pues temía
el enojo del rey.

Cogió su flauta
y su red
y se fue al jardín.
Se escondió
detrás de un muro
y tocó la canción del mirlo.
Y cuando el mirlo salió de su nido,
lo cazó con la red,
lo encerró en una jaula
y se lo llevó al rey.

«No», dijo el rey,
«este no es».

El segundo día
el pajarero cogió
su flauta
y su red
y se marchó al campo.
Se escondió
detrás de una cerca
y tocó la canción de la alondra.
Y cuando la alondra
salió de su nido,
la cazó con la red,
la encerró en una jaula
y se la llevó al rey.

«No», dijo el rey,
«este no es».

El tercer día
el pajarero cogió
su flauta y su red
y se marchó al río.
Se escondió
detrás de una piedra
y tocó la canción de la oropéndola.
Y cuando la oropéndola
salió de su nido,
la cazó con la red,
la encerró en una jaula
y se la llevó al rey.

«No», dijo el rey,
«este no es».

El cuarto día
el pajarero cogió
su flauta
y su red
y se marchó al bosque.
Se escondió
detrás de un árbol
y tocó la canción del tordo.
Y cuando el tordo
salió de su nido,
lo cazó con la red,
lo encerró en la jaula
y se lo llevó al rey.

«No», dijo el rey
«este no es».

El quinto día
el pajarero cogió
su flauta
y su red
y se marchó a la linde del bosque.
Se escondió
detrás de un arbusto
y tocó la canción del reyezuelo.
Y cuando el reyezuelo
salió de su nido,
lo cazó con la red,
lo encerró en la jaula
y se lo llevó al rey.

«No», dijo el rey,
«este no es».

El sexto día
el pajarero cogió
su flauta
y su red
y se marchó al parque.
Se escondió
detrás de un pozo
y tocó la canción del ruiseñor.
Y cuando el ruiseñor salió de su nido,
lo cazó con la red,
lo encerró en la jaula
y se lo llevó al rey.

«No», dijo el rey,
«este no es».

Pero al séptimo día
el pajarero no sabía
ninguna canción más.
Se fue delante del palacio
y no se escondió.
Cogió su flauta
y tocó su propia canción.
«Será la última vez»,
pensó,
«pues el rey me meterá
en el calabozo
y me quitará mi flauta».
Y tocó maravillosamente,
como nunca lo había hecho antes.

El rey,
que estaba desayunando,
soltó tenedor y cuchillo.
«¡Esta es la canción!», gritó.
«¡Esta es la canción
que escuché en el sueño!»

Enseguida mandó llamar
al pajarero.
«¿Dónde está el pájaro?»,
le preguntó.

«No es ningún pájaro»,
le contestó el pajarero,
«es mi propia canción».

«¿Tu propia canción?»,
le preguntó el rey
y se asombró.

Quiso oírla
otra vez.
Y de tanta alegría organizó una fiesta.

Y después
dejó en libertad otra vez a todos los pájaros
y, naturalmente,
al pajarero también.


Max Bolliger
La canción más bonita
Madrid, Ediciones SM, 1985

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